El mundo de la moda se viste de luto tras la partida de Giorgio Armani, uno de los diseñadores más influyentes del siglo XX y XXI. El creador italiano, conocido como el “rey de la moda”, murió el jueves 4 de septiembre a los 91 años en su casa, acompañado de su familia y de Leo Dell’Orco, su compañero de los últimos 20 años. La noticia fue confirmada por su grupo empresarial, que detalló que Armani se encontraba en recuperación de una enfermedad no revelada y que por esa razón no había asistido a los desfiles de junio.
Su muerte marca el final de una era en la que el estilo italiano, bajo su visión, se convirtió en símbolo de calidad, sofisticación y elegancia. Armani no solo revolucionó la moda, también convirtió su apellido en un imperio que trascendió fronteras y se proyectó en el cine, el deporte, la música y el diseño de lujo en múltiples vertientes.
Los Inicios De Un Imperio Global
Giorgio Armani nació en Piacenza, en el norte de Italia, el 11 de julio de 1934, en el seno de una familia humilde. Sus padres, Maria Raimondi y Ugo Armani, le inculcaron disciplina y un fuerte sentido estético, principalmente su madre, a quien siempre recordó como la persona que despertó su interés en la moda. “Ella siempre se aseguraba de que mi hermano, mi hermana y yo estuviéramos impecablemente vestidos”, confesó en una entrevista en 2006.
Antes de dedicarse al diseño, Armani estudió medicina. Sin embargo, abandonó los estudios universitarios y, tras cumplir con el servicio militar, comenzó a trabajar en los grandes almacenes La Rinascente en Milán como mercaderista. Su cercanía con la industria lo llevó a colaborar con Nino Cerruti, y más tarde a desempeñarse como diseñador independiente para diferentes firmas.
El gran salto llegó en 1975, cuando junto con su socio Sergio Galeotti fundó la marca Armani con una inversión inicial de apenas 10 mil dólares. Su primera colección prêt-à-porter fue un éxito inmediato. Armani introdujo la chaqueta desestructurada, un símbolo de comodidad y modernidad que rompió con los trajes rígidos de la época. Esa innovación redefinió la forma en que se vestían los hombres y, poco después, conquistó también a las mujeres en ascenso profesional durante los años ochenta.
En las décadas siguientes, el diseñador milanés expandió su marca con una oferta que abarcaba desde la alta moda hasta líneas más accesibles como Emporio Armani y Armani Exchange, consolidando un imperio difícil de igualar.

Hollywood Y La Proyección Internacional
El salto definitivo a la fama internacional se produjo en 1980, cuando Richard Gere vistió sus trajes en la película American Gigolo. Esa aparición catapultó su estilo a Hollywood y lo convirtió en el diseñador de confianza de las estrellas.
A partir de ese momento, Armani se transformó en sinónimo de glamour en la alfombra roja. Figuras como Julia Roberts, Nicole Kidman y Beyoncé lucieron sus diseños en eventos de talla mundial, especialmente en los Oscar. El propio Armani declaró en 2009 que se había “enamorado de la belleza idealizada de las estrellas de Hollywood”.
Su relación con el cine fue más allá de la moda de alfombra roja. Diseñó vestuario para más de 100 películas, entre ellas Los Intocables (1987), Ocean’s 13 (2007) y The Dark Knight (2008). Esa conexión estrecha con la industria cinematográfica reforzó su influencia y lo consolidó como un referente cultural global.
En 1982, Armani alcanzó otro hito al aparecer en la portada de la revista Time bajo el título “Giorgio’s Gorgeous Style”. Ese mismo año, su firma ya era reconocida como una de las principales exportadoras del “Made in Italy”, sello que el propio diseñador convirtió en sinónimo de calidad y prestigio.
Negocios, Reconocimientos Y Herencia
El imperio Armani no se limitó a la ropa. Con los años, diversificó sus negocios hacia la perfumería, los accesorios, el mobiliario y la hotelería. Una de sus fragancias, Acqua di Giò, lanzada en 1996, se convirtió en una de las más vendidas a nivel mundial y aún hoy es un clásico masculino.
También inauguró hoteles de lujo, uno en Dubái dentro del Burj Khalifa —el rascacielos más alto del mundo— y otro en Milán. Además, su nombre llegó al deporte: diseñó los uniformes de la selección italiana de futbol que ganó la Eurocopa en 2021, lo que reforzó su imagen de diseñador versátil y contemporáneo.
En términos financieros, Armani fue igualmente exitoso. Su empresa reportó ingresos de 2,500 millones de euros en 2023, y su fortuna personal se estimaba en 9 mil millones de dólares según el índice Bloomberg, ubicándolo entre los hombres más ricos de Italia.
Su trabajo fue reconocido en múltiples ocasiones: recibió el Premio Leonardo de manos del presidente Giorgio Napolitano en 2006, la Legión de Honor de Francia en 2008 y una exposición en el Museo Guggenheim de Nueva York en 2000. En 2019, el British Fashion Council lo premió por sus logros sobresalientes.
En 2016, a los 82 años, creó una fundación con su nombre para garantizar la independencia y continuidad de su empresa tras su fallecimiento. Aunque no tuvo hijos, dejó un consejo de administración integrado por familiares y asesores de confianza para mantener viva la visión que lo llevó a la cima.
Un Legado Que Trasciende Generaciones
Pese a sus logros, Armani admitió en entrevistas que había sacrificado momentos personales por dedicarse por completo a su trabajo. En declaraciones a Harper’s Bazaar, dijo lamentar no haber tenido a alguien con quien compartir plenamente su éxito. Sin embargo, también reconoció sentirse en paz con las decisiones tomadas, al saber que su pasión lo llevó a cumplir sus sueños.
Armani fue un perfeccionista incansable. Hasta sus últimos años, revisaba personalmente colecciones y cuidaba cada detalle del negocio. Su visión estética se mantuvo fiel a la sobriedad, la elegancia y la comodidad, valores que marcaron un antes y un después en la moda internacional.
Hoy, con su partida, deja un vacío en la industria, pero también un legado sólido que se proyecta hacia el futuro. El “rey de la moda italiana” será recordado como un creador que transformó la manera de vestir y que convirtió el estilo en un lenguaje universal.
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