El reciente nombramiento de Javier Navarro como Coordinador del Gabinete de Buen Gobierno ha desatado una fuerte polémica en el ámbito político de Nuevo León. La designación ha sido señalada como una posible usurpación de funciones, debido a que el cargo que ahora ocupa no estaría sustentado en la Ley Orgánica de la Administración Pública Estatal. Este nuevo rol, lejos de dar certeza, ha generado más dudas sobre la legalidad y validez de las decisiones tomadas por el ex Secretario General de Gobierno.
El viernes pasado, el gobernador Samuel García llevó a cabo varios cambios en su Gabinete. Entre estos movimientos, designó a Miguel Flores como nuevo Secretario General de Gobierno, mientras que Javier Navarro, quien hasta entonces ocupaba esa posición, fue nombrado Coordinador del Gabinete de Buen Gobierno. Sin embargo, el nuevo puesto de Navarro no tiene un respaldo legal claro, lo que ha despertado cuestionamientos y preocupaciones sobre la legitimidad de sus actos.
El principal argumento contra esta designación es que, de acuerdo con la Ley Orgánica de la Administración Pública Estatal, las coordinaciones dentro del Gabinete deben ser encabezadas por funcionarios que tengan el rango de Secretario. La falta de cumplimiento con este requisito coloca a Javier Navarro en una situación delicada, en la que cualquier documento o decisión que firme podría ser declarado inválido.

Puesto de Javier Navarro no tiene sustento legal en la ley
El nuevo cargo de Javier Navarro ha sido criticado por no contar con un sustento jurídico sólido. Desde el punto de vista legal, la coordinación del Gabinete de Buen Gobierno debería estar a cargo de un Secretario debidamente nombrado y reconocido por el marco legal estatal. Al no ser así, surgen serias dudas sobre la legitimidad de las actividades y responsabilidades que asume en su nueva función.
Uno de los principales señalamientos es que esta situación crea un ambiente de incertidumbre dentro de la administración estatal, ya que no queda claro bajo qué figura jurídica actúa Javier Navarro, ni en qué carácter recibe recursos públicos o participa en decisiones importantes para el estado.
Además, se ha señalado que la permanencia de Navarro en un cargo sin base legal podría traducirse en una posible usurpación de funciones, delito que implica asumir funciones públicas sin tener la autorización o el nombramiento correspondiente.
Riesgo de invalidar actos oficiales
La posible falta de sustento legal en la designación de Javier Navarro no solo genera cuestionamientos éticos y políticos, sino que también podría tener consecuencias prácticas de gran magnitud. Cualquier acto administrativo firmado por Navarro en su carácter de Coordinador del Gabinete de Buen Gobierno podría ser impugnado, dejando al gobierno estatal en una situación vulnerable frente a posibles demandas y litigios.
La falta de claridad jurídica puede poner en jaque decisiones que involucren contratos, convenios y gestiones clave para la administración pública. La invalidez de estos actos traería consigo un costo político y económico importante para el estado y, sobre todo, afectaría directamente la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.
Cuestionamientos a Javier Navarro por uso de recursos públicos
Otro de los puntos críticos en este tema es el uso de recursos públicos. Al no contar con un cargo legalmente reconocido, Javier Navarro podría estar recibiendo un salario y utilizando recursos del estado sin el debido fundamento legal. Esta situación podría derivar en señalamientos por desvío de recursos o malversación, delitos que afectan gravemente la integridad de la función pública.
Se ha insistido en que la administración estatal debe aclarar de inmediato en calidad de qué actúa Navarro, y si cuenta con un respaldo normativo para ejercer sus funciones. La falta de esta aclaración alimenta la percepción de opacidad y pone en tela de juicio la transparencia con la que se manejan los recursos públicos en Nuevo León.
Piden a Samuel García aclarar la situación
Ante el creciente debate, se ha hecho un llamado al gobernador Samuel García y a Javier Navarro para que aclaren públicamente la situación y expliquen los fundamentos legales que sostienen esta designación. La ciudadanía exige saber si el ex Secretario General de Gobierno cuenta con un marco legal que respalde su nuevo rol o si se trata de una figura creada de manera improvisada, sin el debido proceso legal.
La falta de explicaciones alimenta la desconfianza en el gobierno estatal y da pie a la especulación sobre posibles irregularidades. Además, refuerza la percepción de que se están tomando decisiones sin considerar el respeto a la Ley y la institucionalidad.
Garantizar la legalidad en todas las acciones de la administración pública no es solo un requisito normativo, sino una obligación ética y moral frente a los ciudadanos. La claridad y la rendición de cuentas son pilares esenciales para construir una gestión eficiente y confiable.
El caso de Javier Navarro pone sobre la mesa la importancia de que los gobiernos actúen con total apego a la Ley, evitando interpretaciones o movimientos políticos que puedan derivar en crisis de credibilidad. Si no se aclara pronto la base legal de esta designación, el gobierno podría enfrentar consecuencias políticas y jurídicas de gran envergadura.
Array