La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) ha vuelto a colocar en el centro de la conversación internacional el caso de Nicolás Maduro, al promover nuevamente en redes sociales la recompensa de 25 millones de dólares por información que conduzca a su arresto o condena. El líder venezolano es señalado por el Gobierno estadounidense como jefe del Cártel de los Soles, una organización acusada de traficar narcóticos hacia Estados Unidos y de tener vínculos con agrupaciones criminales ya calificadas como terroristas.
Esta campaña mediática por parte de las autoridades estadounidenses no es nueva, pero cobra fuerza tras recientes sanciones. El pasado viernes, Washington designó oficialmente al Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera, lo que incrementa la presión sobre figuras clave del régimen venezolano, incluido Maduro. La acusación va más allá del narcotráfico, ya que se le liga también con la colaboración del Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa, dos grupos criminales considerados amenazas regionales.
La recompensa, que inicialmente era de 15 millones de dólares desde el año 2020, fue incrementada en enero de 2025. Esta medida se anunció antes de la investidura del presidente Donald Trump, quien regresó al poder y ha retomado una política firme hacia América Latina en materia de seguridad y combate al crimen transnacional.

Nicolás Maduro y el Cártel de los Soles
La administración estadounidense asegura que Nicolás Maduro ha fungido durante años como el principal operador político y logístico del Cártel de los Soles, una red criminal con origen en las fuerzas armadas venezolanas. El nombre de la organización proviene del uso del símbolo del sol que portan los altos mandos militares del país.
De acuerdo con los Departamentos de Estado y del Tesoro, Maduro y otros miembros del círculo presidencial han utilizado sus cargos para facilitar el tráfico de drogas, principalmente cocaína, con destino a Estados Unidos y otras regiones del mundo. La estructura del cártel también incluiría operaciones de lavado de dinero, así como alianzas estratégicas con otros grupos criminales internacionales.
El gobierno de Estados Unidos acusa a Maduro de actuar con total impunidad, aprovechándose de los recursos del Estado y de su control sobre instituciones judiciales, electorales y militares para proteger las actividades del cártel. Estas acusaciones han sido respaldadas por declaraciones de exfuncionarios venezolanos que desertaron y colaboraron con agencias de inteligencia estadounidenses.
Nicolás Maduro enfrenta cargos federales
A sus 62 años, Nicolás Maduro enfrenta una serie de cargos federales en tribunales estadounidenses. Las acusaciones incluyen narcotráfico, narcoterrorismo, tráfico de cocaína y delitos relacionados con armas de fuego. Estos cargos han sido documentados por el Departamento de Justicia, con evidencia recabada durante más de una década.
Además de los delitos penales, Maduro ha sido objeto de múltiples sanciones por parte del Departamento del Tesoro, que ha congelado activos y prohibido transacciones con personas y entidades relacionadas con su gobierno. Las acusaciones lo colocan al mismo nivel que otros líderes criminales perseguidos internacionalmente, lo que convierte su captura en una prioridad para las agencias de seguridad de Estados Unidos.
En este contexto, la recompensa de 25 millones de dólares busca incentivar la colaboración ciudadana y de gobiernos extranjeros para obtener datos que permitan localizar a Maduro, juzgarlo y desmantelar su red de operaciones ilícitas.
Elecciones cuestionadas y control del poder
Desde que asumió la presidencia en 2013, Nicolás Maduro ha enfrentado una creciente ola de señalamientos por prácticas antidemocráticas. El mandatario ha sido acusado de manipular los procesos electorales, de reprimir a la oposición y de cerrar espacios a la prensa libre. Estas acciones han generado rechazo internacional y el desconocimiento de su gobierno por parte de diversas democracias.
Su reelección en 2018 fue ampliamente rechazada por organismos multilaterales, mientras que la victoria obtenida en 2024 frente al opositor Edmundo González Urrutia también fue considerada ilegítima por diversos sectores nacionales e internacionales. Según organizaciones independientes, el proceso estuvo marcado por irregularidades, exclusión de candidatos y uso indebido de recursos públicos.
Pese a este escenario, Maduro ha logrado mantenerse en el poder gracias al respaldo de las fuerzas armadas, el aparato judicial y una estructura de control social extendida a través de subsidios y programas asistenciales. Esta permanencia ha sido vista por sus críticos como una consolidación de una dictadura moderna disfrazada de democracia.
Oposición reafirma su lucha democrática
Al cumplirse un año de las últimas elecciones en Venezuela, la oposición se pronunció nuevamente contra el gobierno de Nicolás Maduro. En un acto simbólico, el excandidato presidencial Edmundo González Urrutia y la líder opositora María Corina Machado recordaron que, a pesar de los obstáculos, la lucha por una Venezuela libre continúa.
Ambos dirigentes enfatizaron que seguirán buscando mecanismos institucionales y ciudadanos para restaurar la democracia en el país. También hicieron un llamado a la comunidad internacional para no cesar la presión sobre el régimen venezolano ni legitimar sus acciones bajo el argumento de la estabilidad regional.
La promoción de la recompensa por parte de la DEA y la declaración del Cártel de los Soles como organización terrorista se interpretan, en este contexto, como un respaldo indirecto a las fuerzas opositoras que buscan desmontar el aparato de poder que rodea a Maduro.
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