La tensión entre Irán e Israel alcanzó un nuevo nivel de gravedad tras una serie de bombardeos y declaraciones incendiarias que despertaron preocupación internacional. En medio de esta crisis, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tomó la inesperada decisión de abandonar la Cumbre del G7 en Canadá para volver a Washington. Su salida se dio después de que aceptara firmar una declaración revisada que reconoce el derecho de Israel a defenderse y exige que Irán detenga su programa nuclear.
Previo a firmar el documento, Trump se había negado a respaldar cualquier declaración que, según él, no contemplara adecuadamente la situación del Estado israelí. Sin embargo, al incorporarse esta exigencia, accedió a avalar el texto, pero anunció su regreso inmediato a Estados Unidos. A través de sus redes sociales, además, hizo un llamado urgente para evacuar Teherán “de inmediato”, advirtiendo a las autoridades iraníes que abandonen sus aspiraciones nucleares antes de que sea “demasiado tarde”.

Ataques escalan en Medio Oriente
La jornada estuvo marcada por nuevos ataques con misiles entre Irán e Israel. Por parte de Israel, uno de los objetivos fue la televisión pública iraní en Teherán. Durante una transmisión en vivo, una explosión interrumpió la emisión, provocando daños materiales y momentos de pánico entre los empleados. De acuerdo con el gobierno israelí, ese medio servía como una herramienta de propaganda para fines militares, por lo que justificaron el bombardeo como un objetivo estratégico.
También fue atacado el centro de mando de la Fuerza Quds, una unidad élite del ejército iraní que ha estado involucrada en múltiples operaciones encubiertas en la región. Este movimiento fue interpretado por analistas como una respuesta directa a las recientes amenazas y ataques originados desde territorio iraní.
Por su parte, Irán respondió con una ofensiva intensa. Durante la madrugada, lanzó múltiples misiles hacia la ciudad de Haifa, ubicada al norte de Israel, donde impactó en la principal refinería del país. El ataque dejó tres personas muertas, generó un incendio importante y causó daños en varias instalaciones. Las operaciones de la refinería y sus subsidiarias fueron suspendidas por completo.
Irán advierte con gran ofensiva
En una señal de que el conflicto podría intensificarse aún más, medios estatales iraníes reportaron que el país está alistando el “mayor ataque con misiles en suelo israelí” de su historia. Esta declaración se produce tras semanas de enfrentamientos y una creciente retórica bélica entre ambas naciones.
El anuncio no sólo alarmó a la comunidad internacional, sino que también generó un aumento en la presión sobre Estados Unidos para definir una postura clara. Hasta ahora, Washington ha apoyado firmemente a Israel, pero no ha entrado directamente al conflicto. No obstante, eso podría estar por cambiar.
Estados Unidos evalúa intervenir
Según reportes de The New York Times, el presidente Trump analiza dos posibles caminos: continuar apostando por la diplomacia para contener el programa nuclear iraní, o autorizar un ataque militar directo sobre la instalación subterránea de enriquecimiento nuclear en Fordo, una de las más protegidas del mundo.
La segunda opción representaría un giro radical en la política exterior de Estados Unidos y marcaría su entrada directa en el conflicto armado. Esto se debe a que sólo la Fuerza Aérea estadounidense cuenta con el armamento adecuado para destruir la instalación: la llamada “bomba penetradora de artillería masiva” GBU-57, que sólo puede ser transportada por un bombardero B-2.
Funcionarios israelíes han presionado a la administración Trump para que actúe de forma inmediata, argumentando que el tiempo para detener a Irán se agota. Aunque no hay una decisión oficial al momento, el retorno anticipado de Trump a Washington sugiere que el tema será abordado con urgencia por su Consejo de Seguridad Nacional.
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