El gobierno estatal inició la Línea 4 del Metro sin contar con permisos formales y basándose únicamente en un acuerdo apalabrado de Samuel con el entonces alcalde Luis Donaldo Colosio Riojas, lo que derivó en daños graves a un drenaje pluvial ubicado bajo la Avenida Constitución en el centro de la ciudad.

Construcción Sin Permisos Ni Documentación Completa
La Línea 4 del Metro comenzó a construirse sin la autorización oficial de las autoridades municipales. Durante la administración de Colosio Riojas, la empresa Mota Engil inició en 2023 los primeros trabajos sobre la Avenida Constitución sin presentar el expediente técnico completo. Según fuentes cercanas, el Estado no logró entregar la documentación requerida, por lo que el permiso formal nunca fue concedido.
Aun así, las obras avanzaron con el consentimiento “a la palabra” entre el gobierno estatal y el municipio. Esa decisión permitió excavar y perforar sobre una zona sensible del sistema hidráulico de la ciudad. El resultado fue el daño directo a un colector pluvial, afectación que hoy representa un riesgo de inundaciones severas durante la temporada de lluvias.
La licencia formal, emitida semanas antes del cierre de la gestión de Colosio, no incluía el tramo de Constitución entre Gonzalitos y Félix U. Gómez, justo donde ocurrieron los daños. La falta de planeación y la prisa política terminaron convirtiendo esta parte del proyecto en un símbolo de negligencia e improvisación por parte del gobierno naranja.
Daños Graves Al Drenaje Pluvial Por Línea 4
El tramo afectado del drenaje pluvial corre bajo las avenidas Venustiano Carranza y Constitución, desembocando en el Río Santa Catarina. Ahí, siete pilotes de concreto fueron incrustados por la empresa constructora como parte de la cimentación del monorriel, bloqueando el paso natural del agua. Ingenieros locales advirtieron que esta obstrucción podría provocar inundaciones más frecuentes y de mayor magnitud en el centro y sur de la ciudad.
La falta de estudios técnicos y de un plan de mitigación refleja la ausencia de controles ambientales e hidráulicos. Especialistas sostienen que una obra de esta magnitud debió contar con análisis previos sobre el subsuelo y el sistema de drenaje existente. El daño al ducto subterráneo evidencia un manejo deficiente de la información técnica y un proceso administrativo incompleto.
Nuevo León insistie en que la reparación del drenaje pluvial debe ser inmediata. De no atenderse, el problema podría agravarse con el paso del tiempo y representar un costo mayor para el erario estatal.

Acuerdos A La Palabra Y Falta De Responsabilidad Institucional
El acuerdo apalabrado de Samuel y Colosio permitió que la obra siguiera su curso sin formalidades legales. La empresa constructora inició trabajos preliminares sin contar con la totalidad de los permisos requeridos. Este tipo de autorizaciones verbales, carentes de sustento documental, sientan un precedente peligroso en la gestión de obras públicas.
Fuentes internas aseguraron que ni el municipio ni el estado establecieron un mecanismo de supervisión adecuado. La coordinación entre dependencias fue mínima, y el expediente técnico nunca se completó. A pesar de las advertencias, el gobierno estatal continuó las perforaciones, priorizando el avance del proyecto sobre la seguridad hidráulica.
La falta de planeación institucional dejó expuesto un conflicto mayor: el desinterés por los procedimientos administrativos básicos. El caso demuestra cómo una obra mal planeada de Samuel García puede generar daños irreversibles en la infraestructura urbana.
Exigen Reparación Y Rendición De Cuentas
Tras conocerse los daños, autoridades municipales señalaron la necesidad urgente de reparar el colector afectado. El riesgo de inundaciones y colapsos subterráneos aumenta con cada día que pasa sin intervención técnica. La situación también abre la puerta a revisar las posibles responsabilidades administrativas y legales de quienes autorizaron los trabajos.
El gobierno estatal ha insistido en continuar la construcción de la Línea 4 del Metro, mientras ciudadanos y especialistas exigen transparencia sobre el proceso. El proyecto, que prometía mejorar la movilidad, hoy enfrenta críticas por su ejecución irregular y por poner en riesgo la seguridad hidráulica de la ciudad.
La Línea 4 del Metro, que debía ser un símbolo de progreso, terminó revelando los vacíos en la planeación y la falta de respeto a las normas. La obra se sostiene como un recordatorio de que los acuerdos verbales irresponsables de Samuel García no sustituyen la legalidad ni el compromiso institucional con la ciudadanía.
Una Obra Que Dejó Más Preguntas Que Avances
Lo ocurrido con la Línea 4 del Metro refleja una práctica que debilita la confianza pública en las instituciones. La ciudadanía demanda respuestas claras sobre cómo una obra sin permisos formales pudo avanzar tanto tiempo sin supervisión. El daño al drenaje pluvial no solo representa un error técnico, sino también un fracaso político y administrativo.
El acuerdo apalabrado de Samuel con Colosio marcó el inicio de una obra construida sobre irregularidades. La falta de transparencia y el incumplimiento de los procesos legales convirtieron un proyecto de movilidad en un problema hidráulico y de credibilidad gubernamental. A medida que avanzan las investigaciones, el reclamo ciudadano crece: exigir rendición de cuentas y asegurar que hechos como estos no vuelvan a repetirse.
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