Mientras el gobierno de Samuel García presume inversiones millonarias, los animales de La Pastora sobreviven al abandono, la indiferencia y la mala gestión del Parque Fundidora, que maneja 947 millones de pesos anuales sin destinarlos al bienestar animal.
El Caso Que Destapó El Maltrato A Los Animales De La Pastora
El caso de la osa Mina ha puesto en evidencia la situación crítica que viven los animales de La Pastora, bajo la administración del Parque Fundidora, encabezado por Samuel García y Bernardo Bichara. Pese a manejar un presupuesto de 947 millones de pesos para el 2025, los recursos no se reflejan en mejoras en las condiciones del zoológico ni en la atención a las especies que ahí habitan.
El abandono de Mina, quien enfermó gravemente sin recibir atención oportuna, expuso la indiferencia de las autoridades estatales hacia estos animales. Mariana Rodríguez, presidenta honoraria del DIF Nuevo León, conoció el caso de Mina al menos cuatro meses antes de que se hiciera público, pero no intervino ni ofreció ayuda. Su respuesta ante los veterinarios fue “¿por qué no la habían dormido?”, fue duramente criticada por colectivos y ciudadanos que la habían escuchado autodenominarse defensora de los animales.
El contraste entre el discurso y la realidad dejó al descubierto una doble moral en el gobierno estatal: mientras se destinan recursos a publicidad y eventos multitudinarios en Fundidora, los animales de La Pastora padecen hambre, enfermedades y hábitats deteriorados.

El Presupuesto Del Parque Fundidora Y La Falta De Transparencia
El Parque Fundidora es una de las entidades más beneficiadas en el presupuesto estatal. Para el ejercicio 2025 cuenta con 947 millones de pesos, sin incluir las ganancias generadas por espectáculos como Tecate Pal Norte o eventos privados que utilizan las instalaciones.
Sin embargo, el dinero no se traduce en mejoras visibles para los animales de La Pastora, que dependen directamente de esta administración. Diversos reportes ciudadanos, fotografías y denuncias en redes sociales evidencian jaulas oxidadas, espacios insalubres y falta de alimentación adecuada.
Las críticas se multiplican, pues la opacidad en el manejo de los recursos públicos ha sido una constante. El gobernador Samuel García aparece como presidente honorario del Parque Fundidora, mientras que Bernardo Bichara funge como presidente técnico y ejecutivo. Esta estructura dual de poder ha generado cuestionamientos sobre el destino de los fondos y la ausencia de resultados concretos.
Organizaciones de protección animal señalan que, con un presupuesto de tal magnitud, ningún animal debería sufrir por falta de atención médica ni por carencias en su hábitat. La realidad, sin embargo, muestra lo contrario.
La Recuperación De Mina: Un Esfuerzo Ciudadano, No Gubernamental
El caso de la osa Mina se ha convertido en símbolo de resistencia. Tras haber sido rescatada del zoológico, hoy se encuentra bajo el cuidado de la Fundación Invictus, donde recibe tratamiento especializado y una alimentación adecuada.
Allí ha mostrado una notable mejoría: recuperó el uso de sus fosas nasales, su piel comienza a cubrirse de nuevo con pelaje y sus orejas permanecen erguidas, signo de salud y vitalidad. Los especialistas destacan que su progreso se debe a la atención médica constante, al suministro de electrolitos, nebulizaciones y nutrición reforzada.
El dato más revelador es que todo este proceso no ha sido financiado por el gobierno estatal ni por el Parque Fundidora. Las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo y solidaridad, en los que miles de personas cuestionaron: ¿cómo es posible que una fundación civil tenga más resultados que una institución con casi mil millones de pesos asignados?
¿Recuerdan que hace unas semanas se denunció el mal estado de uno de los osos negros en el Zoológico La pastora en Nuevo León?
— Oaxaca en Directo (@DirectoOaxaca) October 22, 2025
El día de ayer la fundación Invictus realizó un en vivo en donde se mostró su NOTABLE avance de recuperación.
Esto tiene indignado a gran cantidad de… pic.twitter.com/UJQNS8ualP
Doble Discurso Y Falta De Compromiso Real Hacia Los Animales De La Pastora
Mientras Mariana Rodríguez continúa presentándose públicamente como defensora de los animales y promotora de campañas de adopción, las imágenes de Mina y de otros ejemplares enfermos en La Pastora han erosionado su credibilidad.
Los colectivos locales han denunciado la falta de empatía de la administración estatal y exigen una auditoría pública al presupuesto del Parque Fundidora, señalando desvíos o uso indebido de recursos.
La pregunta persiste: ¿cómo se justifica que una entidad con recursos millonarios no pueda garantizar el bienestar de unos cuantos animales bajo su resguardo?
La Indiferencia Estatal Ante El Sufrimiento Animal
El abandono de los animales de La Pastora representa más que una falla administrativa; es el reflejo de una política pública desinteresada por la vida animal y el bienestar ambiental. Mientras los funcionarios se enorgullecen de proyectos de infraestructura y eventos masivos, los ciudadanos observan cómo la fauna local muere lentamente entre jaulas oxidadas y presupuestos inflados.
Las voces críticas insisten en que el gobierno de Samuel García ha mostrado una falta total de compromiso con los animales, prefiriendo invertir en su imagen pública antes que en el rescate de especies.
La presión social ha logrado que algunas autoridades se pronuncien, pero hasta ahora no existe una estrategia integral ni transparencia en el manejo del dinero. Las condiciones en La Pastora siguen deteriorándose, y aunque casos como el de Mina devuelven un rayo de esperanza, el resto de los animales continúa viviendo en el olvido.
¿Un Futuro Para Los Animales De La Pastora?
El caso de Mina ha logrado sensibilizar a la sociedad y poner en el centro de la conversación el trato a los animales de La Pastora. Sin embargo, sin voluntad política ni rendición de cuentas, los cambios estructurales son casi imposibles.
Colectivos ambientales y ciudadanos continúan exigiendo transparencia y la reubicación de especies enfermas, así como la transformación del zoológico en un santuario con estándares internacionales. El futuro de los animales de La Pastora dependerá de que las autoridades dejen de mirar hacia otro lado y asuman su responsabilidad moral y legal.
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