El problema de los desaparecidos en Nuevo León sigue creciendo y mantiene en alerta a toda la entidad. Durante el primer semestre de 2025, se registraron mil 506 personas desaparecidas, consolidando al estado como el segundo lugar a nivel nacional con más casos, solo por detrás del Estado de México. La magnitud de estas cifras refleja la urgencia de atender una crisis humanitaria que afecta a cientos de familias y deja una huella profunda en la sociedad.
Según datos oficiales del Gobierno de México, de esas mil 506 personas reportadas como no localizadas, 323 continúan sin ser encontradas, lo que representa un preocupante 21.45 % del total. Este dato evidencia la gran cantidad de familias que siguen esperando noticias de sus seres queridos, mientras viven en incertidumbre y dolor.

Datos de localización y situación actual
A pesar de la gravedad del problema, el mismo informe señala que 1,183 personas han sido localizadas en lo que va del año. De ellas, 1,138 fueron encontradas con vida, es decir, un 96.2 %, lo que representa una pequeña luz de esperanza en medio de esta crisis. Sin embargo, 45 personas fueron localizadas sin vida, lo que equivale al 3.8 % de los casos.
La cifra de fallecimientos entre los desaparecidos en Nuevo León coloca al estado en el segundo lugar nacional en este rubro, compartido con Sinaloa y solo superado por el Estado de México, que acumuló 94 víctimas.
Estos números confirman que, aunque se logre localizar a la mayoría de los reportados, la problemática de fondo sigue sin resolverse, y cada hallazgo sin vida representa una tragedia irreversible para las familias afectadas.
Cifras nacionales de personas desaparecidas
El panorama nacional no resulta más alentador. En el primer semestre del año, en todo el país se reportaron 15 mil 928 personas como no localizadas. De este total, 8 mil 669 fueron localizadas, lo que significa un 54.43 % de éxito en las búsquedas.
De las personas localizadas en México, 8 mil 164 fueron encontradas con vida (94.17 %), mientras que 505 fueron halladas sin vida (5.83 %). Además, 7 mil 259 personas permanecen en calidad de desaparecidas y no localizadas, lo que sigue alimentando el dolor y la incertidumbre en comunidades enteras.
Estos datos reflejan que, en promedio, México registró 88 reportes diarios de desapariciones o personas no localizadas entre enero y junio de 2025. En cuanto a víctimas mortales, el país tuvo un promedio diario de 2.79 personas localizadas sin vida.
Nuevo León, foco rojo en el país
Nuevo León ha destacado negativamente al posicionarse en el segundo lugar nacional con más desaparecidos en Nuevo León, sumando mil 506 casos en solo seis meses. La entidad se ubica solo por debajo del Estado de México, que alcanzó 3 mil 27 reportes en el mismo periodo.
La tasa diaria en Nuevo León fue de 8.32 casos por día durante el primer semestre del año, un número que refleja la gravedad de la situación y la urgencia de aplicar estrategias más efectivas.
Además, el estado ocupa el segundo puesto en número de personas localizadas sin vida, con 45 víctimas, empatado con Sinaloa. Este dato subraya la violencia y la inseguridad que siguen marcando el día a día de la entidad y alimentan la crisis humanitaria de los desaparecidos en Nuevo León.
Urgen acciones y estrategias
Frente a esta realidad, las autoridades y organizaciones civiles coinciden en la necesidad de reforzar las políticas públicas y los mecanismos de búsqueda inmediata. La falta de recursos y personal especializado, sumada a la carencia de protocolos unificados y eficaces, contribuye a que las cifras de los desaparecidos en Nuevo León se mantengan altas.
Las familias de las víctimas desaparecidas exigen transparencia, celeridad y un trato digno en los procesos de búsqueda y localización. Muchos de ellos se han visto obligados a organizarse en colectivos para presionar a las autoridades y realizar investigaciones independientes, evidenciando la desesperación y la falta de apoyo institucional.
La situación actual no solo es una cuestión de seguridad pública, sino un problema profundo que afecta el tejido social, incrementa la percepción de inseguridad y deja una marca emocional imborrable en toda la comunidad.
El reto para las autoridades es enorme: garantizar justicia, prevenir nuevas desapariciones y, sobre todo, ofrecer respuestas reales a quienes siguen esperando en silencio el regreso de sus seres queridos.
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