Durante el último año, el crecimiento del robo de combustible en la entidad ha puesto al huachicol en Nuevo León como una de las principales problemáticas de seguridad y afectación económica. La entidad alcanzó por primera vez el Top 5 nacional en tomas clandestinas a ductos de Pemex, lo que refleja el avance de este delito en la región noreste del país. Según datos de Petróleos Mexicanos (Pemex) analizados por el Observatorio Ciudadano Igavim, Nuevo León registró en 2024 un total de 773 piquetes ilegales a ductos, un incremento del 45 por ciento con respecto a los 532 casos contabilizados en 2023.
Este repunte ha estado particularmente concentrado en los municipios cercanos a la Refinería de Pemex en Cadereyta, donde históricamente se han detectado mayores irregularidades. Los expertos alertan que esta tendencia marca un retroceso en los avances que durante algunos años permitieron contener la expansión del huachicol en Nuevo León, especialmente en el periodo 2017-2020.

Crecimiento sostenido de huachicol en Nuevo León en cuatro años
Desde el 2021, las estadísticas muestran un alza sostenida en los casos de huachicoleo en territorio nuevoleonés. El año pasado, la entidad pasó de ocupar el octavo lugar en la lista nacional de robo de combustible a cerrar el 2024 en el quinto puesto, solo por debajo de Hidalgo, Jalisco, Tamaulipas y Guanajuato. El incremento es todavía más preocupante si se compara con el 2020, cuando solo se habían detectado 162 tomas. En cuatro años, el huachicol en Nuevo León creció más del 377 por ciento.
Estos números contrastan con el discurso federal sobre el combate al huachicol. Durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador se desplegó un operativo masivo con presencia militar para frenar el robo de hidrocarburos, sin embargo, la ordeña terminó creciendo más del 70 por ciento respecto al sexenio de Enrique Peña Nieto.
Entre los años 2017 y 2020, Pemex había reportado una tendencia a la baja: de 236 piquetes en 2017, se bajó a 162 en 2020. Pero a partir de 2021 los números comenzaron a subir: 242 tomas ese año, 374 en 2022, 532 en 2023 y 773 en 2024, consolidando una nueva escalada del problema.
Cifras de 2025 no son alentadoras
Aunque el primer trimestre de 2025 muestra una ligera baja con respecto al mismo periodo del año anterior, los especialistas alertan que la situación aún es crítica. Entre enero y marzo de este año, se identificaron 154 tomas clandestinas, una reducción del 28 por ciento frente a las 213 del mismo periodo de 2024. Sin embargo, si se mantiene este ritmo, el año podría cerrar con más de 600 piquetes ilegales, lo que convertiría al 2025 en el segundo peor año registrado para el huachicol en Nuevo León.
El monitoreo trimestral de Igavim, basado en solicitudes de transparencia dirigidas a Pemex, permite tener una visión clara de cómo evoluciona esta problemática. Nuevo León se ha convertido en un punto estratégico para la ordeña, tanto por su infraestructura energética como por su cercanía a rutas comerciales que facilitan el transporte ilegal de combustibles.
Se suma el huachicol fiscal
Al problema del robo físico de combustible en ductos, se suma ahora el crecimiento del llamado huachicol fiscal, es decir, el contrabando de hidrocarburos desde Estados Unidos sin el debido pago de impuestos. Esta modalidad ha ganado fuerza en los últimos años y ha sido documentada por autoridades y medios en diversos decomisos importantes.
Uno de los más recientes ocurrió el pasado 18 de junio, cuando se incautaron 1.2 millones de litros de combustible ilegal en el municipio de Allende, cifra que representa casi la mitad de lo asegurado en todo 2024 en la entidad. Además, el 7 de julio se reveló un decomiso récord en Coahuila: más de 15 millones de litros encontrados en 129 ferrotanques en Saltillo y Ramos Arizpe, evidenciando que las redes de tráfico abarcan toda la región noreste.
Estos decomisos refuerzan la preocupación por el avance del huachicol en Nuevo León, no solo por el impacto económico que implica para el Estado y para Pemex, sino también por el riesgo que representa para las comunidades cercanas a ductos, la seguridad vial y la integridad ambiental de las zonas afectadas.
Falta de medidas de seguridad para huachicol en Nuevo León
El huachicol en Nuevo León ha dejado de ser un fenómeno aislado y se ha convertido en una amenaza estructural. El incremento constante en las tomas clandestinas, la sofisticación de los métodos utilizados por los grupos involucrados, y la expansión del huachicol fiscal dejan claro que se requiere una estrategia más efectiva, integral y transparente por parte de las autoridades.
Además de reforzar la seguridad y la vigilancia en los ductos, los expertos insisten en que deben revisarse las cadenas de distribución legal de combustible, mejorar los controles aduanales y fortalecer la cooperación entre fuerzas de seguridad federales, estatales y municipales.
Los datos muestran que los esfuerzos anteriores no han sido suficientes para contener el problema, y que, si no se toman medidas de fondo, el huachicol en Nuevo León seguirá escalando en número y complejidad. La ciudadanía también juega un papel importante: denunciar puntos de venta sospechosos y exigir mayor rendición de cuentas a las autoridades encargadas.
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